FOTO CORTESIA |@ELPARAISODELOSGOLFEADOS
La enorme fachada de piedra de El Paraíso de los Golfeados, en la principal avenida de Macuto, daba la bienvenida a vecinos y visitantes de la costa este de La Guaira. Durante 60 años, fue parada habitual para comprar los dulces golfeados con queso y melado de papelón, cachitos y pasteles.
Durante esas 6 décadas siempre estuvo en manos de la misma familia: Juan da Silva, el fundador, su esposa María Altina y sus hijos Janette, Jorge, Orlando e Iliana,recientemente fallecida. Durante el deslave de Vargas, en 1999, la panadería quedó devastada pero la familia da Silva logró reconstruirla para volver a atender a su clientela.
Este 8 de abril, se despidieron: «Con el corazón lleno de gratitud y nostalgia, compartimos una noticia difícil: hemos decidido cerrar nuestras puertas. La vida nos ha llevado por caminos de cambios y despedidas, y tras la partida de nuestra querida hermana Iliana, sentimos que es momento de hacer una pausa».
Además de los golfeados, uno de los productos emblemáticos de este local eran las tortas de miel, de origen portugués y que las elaboraba, con la receta familia, la misma María Altina.
La historia de El Paraíso de Los Golfeados
Contaron los hijos del fundador que su padre, el migrante madeirense Juan da Silva fundó la panadería con el nombre de Los golfeados del Junquito, pero que a los pocos años lo cambió a El Paraíso de los Golfeados.

Era una panadería muy activa, atendía todos los días, de lunes a domingo, desde las 6 de la mañana, incluyendo Navidad y Año Nuevo.

«Gracias por cada visita, cada conversación y por permitirnos ser parte de sus vidas. Nos quedamos con la esperanza de que, en algún momento, la vida nos cruce de nuevo, porque los mejores sabores, esos que vienen del alma, nunca se olvidan. Quizás nos veamos pronto«, concluyeron.
Así lo recuerdan sus clientes
Sus clientes, a través de las redes sociales, lamentaron el cierre. «No solo vendían golfeados, forman parte del ser guaireños. Hoy La Guaira se queda sin el mejor golfeado que ha existido y quien diga lo contrario es porque no los probó», escribió @beikerylg.
«Tengo tantos recuerdos de esta panadería, más que un punto de referencia, era una parada fija para los visitantes. Para nosotros los locales era más que eso, era nuestro punto de encuentro por tradición (…). Fueron la imagen de nuestro pueblo y siempre quedarán en nuestros recuerdos y corazones», comentó @frankeliett, cliente desde niño.
«Cómo no recordar a ese ser tan humano como era nuestro querido Juan. Tengo muchos recuerdos de él cuando niña, cuando iba a la escuela Guaicamacuto. Una Navidad, y se lo he contado a mis hijos, acompañé a una amiguita vecina, que su papá había encargado dos panes de jamón. Cuando Juan se los entregó me preguntó si yo no llevaba y le respondí que en mi casa no había para comprarlos. Me dijo ‘espera un momento’ y se apareció con uno grande. Escribiendo esto, todavía se me salen las lágrimas de emoción y gratitud. De eso ya son 49 años», recordó @yadira _ybdn.
Con información de El Estímulo.-