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El Gobierno colombiano, conjuntamente con el estadounidense, anunció que para el primer trimestre del próximo año se convocará una conferencia latinoamericana para abordar el desafío que plantea la migración en el hemisferio y «establecer unas reglas de juego».
«En el primer trimestre de 2023 celebraremos una conferencia continental latinoamericana que tratará sobre migración para establecer unas reglas que serán obligatorias para todos», dijo el canciller colombiano, Álvaro Leyva, en una declaración conjunta con el secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Alejandro Mayorkas, que visitó este viernes el país andino.
A pesar de que Leyva incidió en que será una conferencia latinoamericana, Mayorkas aseguró que la idea es «reunirnos todos y asegurarnos que todos participen para desarrollar una solución para lo que se denomina un desafío colectivo».
«Tenemos que respetar los derechos humanos de los individuos que buscan refugio y al mismo tiempo tenemos que cumplir las leyes de nuestros respectivos países», señaló Mayorkas, quien agregó en que buscan «la protección de las personas y al mismo tiempo crear una oportunidad para ellos para que permanezcan en los países en los que están y puedan construir una vida exitosa y próspera».
Cooperación en migración
Mayorkas llegó a Colombia desde Ecuador en una visita andina donde buscaba ahondar en la cooperación para hacer frente a la inmigración irregular a través del Darién, tras la firma de la Declaración de Los Ángeles sobre migración del pasado junio durante la Cumbre de las Américas.
Este anuncio se produce al finalizar un año en el que se han batido todos los récords de personas que han cruzado la peligrosa selva del Darién, que separa Colombia y Panamá, rumbo a Estados Unidos.
Entre enero y noviembre, según las autoridades panameñas, han pasado por el Tapón del Darién, donde los migrantes tienen que caminar más de cinco días por una selva montañosa donde hay bandas criminales, casi 228.000 personas, de las cuales casi 150.000 son venezolanos.
La política de EE.UU.
Los flujos migratorios, que superaron las 48.000 personas en septiembre, han descendido pronunciadamente los últimos meses, después de que el pasado 12 de octubre el Gobierno de Estados Unidos anunció una nueva política migratoria según la cual a todo venezolano que entre a ese país habiendo cruzado de manera irregular la frontera de México y de Panamá, lo expulsarán a territorio mexicano.
Además, los expulsados no podrán acceder al programa mediante el cual Estados Unidos dará estatus legal por dos años a 24.000 venezolanos que lleguen en avión y con patrocinadores.
Por otro lado, Unicef alertó el pasado 19 de noviembre que entre enero y octubre pasado 32.488 menores, una nueva cifra histórica, cruzaron el Darién, un 10 % más que el año pasado, y que la mitad de ellos tenían menos de 5 años.
La peligrosa selva del Darién ha sido durante décadas una ruta utilizada por personas procedentes de todo el mundo que viajan de forma irregular hacia Estados Unidos, pese a los graves peligros que entraña por su entorno salvaje y por la presencia de grupos del crimen organizado.